Capítulo 2. Temporada 8.

[Léase muy lento, alargando las pausas.]

Tengo miedo del nuevo House. No está esa calidez familiar al entrar al Princeton-Plainsboro. Se siente frío y vacío. A propósito, pues las sombras son largas y los extras son pocos. Me siento como un perro en un nuevo hogar, con nuevos dueños, abandonado de los amos que conocía y amaba. Todo es hostil. No hay figuras bellas ni palabras amables. Amigos tampoco. Es que yo quiero volver y todo es nuevo. Quiero volver porque ahí están las paredes que yo sé que son las que eran. Los pasillos. Algunas personas. Pero no son. Se parecen, pero han cambiado. Como una mala broma donde corremos para encontrarnos con un paisaje en una pared de concreto.

Tengo miedo porque no soy yo el que pasa por esto, sino House. Él es quien lo sufre, el que recibe los puños y los salivazos. Tengo miedo porque aún así lo siento. Me carcome la angustia. Se me ofusca el corazón con melancolía. Porque así como esas moralejas redundantes que se vuelven sobre los personajes que las enuncian, verle me vuelve consciente de mí mismo. De mi ambiente hostil. De la incertidumbre. Del despojo. De mi propia nostalgia. Mientras que House es malrecibido tras la ausencia, yo me siento alienado sin haberme ido. No me reflejo en cómo será el nuevo espacio que me aguarda, sino en qué pasará con este que me olvida.

Tengo miedo del nuevo House porque tengo miedo de mí mismo. Qué será de eso que me abandona. Que me abandona porque yo a su vez le doy la espalda. Qué será de lo que he hecho. Qué será de a quien he amado. ¿Años adelante, seré saludado por ellos como a House? ¿O se quedarán intactos, acumulando polvo, envejeciendo lentamente sin terminar nunca de morir?

Mientras, se asoma en una sonrisa que casi se esboza, la esperanza de que la fórmula que siempre ha funcionado me mantenga con interés. La fórmula que hace a la vida una propuesta tan exitosa. La renovación. Al presentarse el entorno transformado y novedoso, nosotros mismos nos renovamos para prevalecer. La vida se adapta a las circunstancias más extremas, frente a los cambios más bruscos. Así también habré yo de adaptarme. A una nueva vida y a un nuevo House.

-R!

Sin título por Tuxipop

Y a esa inútil bola brillosa… inmóvil. Le llueven las letras. Le resbalan del cuerpo como gotas de agua después de la ducha. Gorda, pálida, fría, pero aún así dejando su rastro de valientes que intentan tocarla (los ingenuos no saben que a esa cosa nadie la alcanza y aunque lo hicieran, se congelan al acercarse).

Y las flores, tan comunes las pobres. Con esas se conforman los caballeros. Las ingenuas se esfuerzan atascándose de colores, de aromas y de formas para ser arrancadas por algún pasante. Y a veces hasta tiradas en el camino las dejan y ni quién las recoja. También las llenan de versos y de frases. Tienen mil canciones, a pesar de ser tan comunes y tan frágiles.

Y pobre de la que no sea hecha en molde, pobre de la que se esfuerce si llega a la vida de un caminante herido. Que no le van a tocar ni las sobras de un amor muerto por el dolor. A esas no se les dedica nada porque sirven para lo mismo pero diferente. Sin el dolor, al parecer, el amor no sabe tanto. Es un caldo frío.

Eso dicen los andantes de la vida. O eso digo yo que dicen. O eso dicen que digo que dicen.

-F!

El lugar entre la historia y la ahistoria

Se puede intentar conocer al ser humano de dos maneras: viendo a la historia o viéndolo a él. Carlos Marx propone cuantificar, a lo largo del tiempo, las propiedades de la vida humana específicas a un momento y ver, como puntos en una gráfica, las tendencias humanas a través de su existencia histórica. Los resultados, desde la visión humana, son progreso. Más población, más alimento, mayor esperanza de vida, mayores comodidades, etc. Quizá sea nuestro orgullo de especie lo que nos haga ver progreso donde quizá haya decadencia o solamente equilibrio. Actualmente, por ejemplo, vemos una tendencia en aumento de población como algo indeseable. Una mayor esperanza de vida también significa más años improductivos por persona. Y aún cuando la cantidad de alimento en razón al número de personas haya aumentado, su distribución sigue estando lejos de ser homogénea. Este "progreso" quizá sea ilusorio. ¿Por qué, si no, solemos ver con añoranza el pasado? Rara vez preferimos las condiciones económicas pasadas a la actual. No así con el estado cultural e idiosincrásico. Mientras que el progreso económico o continúa o se debate, la decadencia de lo que tradicionalmente llamamos cultura y valores es, por lo general, un consenso. Todos estos desacuerdos mellan en la teoría del progreso humano equivalente al progreso económico. No desestiman la propuesta de estudiar al hombre como un ser histórico económico, pero sí ponen en evidencia que no sabemos interpretar del todo los resultados que arroja y que estos resultados no están del todo completos. Y aunque la visión histórica sí es necesaria para el progreso económico (tecnológico, científico, etc.), éste no corresponde necesariamente al progreso humano.

La segunda opción es mucho más compleja que la primera, pues se basa en la calidad de la experiencia. También es más difícil de aceptar, pues exige que el hombre moderno, que gusta de cientifizarlo todo, se desprenda de las ciencias dependientes de la historia. Federico Nietzsche, en Sobre la utilidad y los perjuicios de la historia para la vida (1874), alaba la vida del rebaño, que "no sabe qué significa el ayer ni el hoy", mientras que el hombre "está siempre encadenado al pasado". ¿Qué lógica hay en ser infelices cuando todas las necesidades del cuerpo están satisfechas? Esa infelicidad proviene de la mente humana y en última instancia de nuestra capacidad de recordar. O más bien, de la incapacidad de olvidar. La historia impone; te dicta quién has sido, dónde has estado, qué has hecho. Una vez que sabemos nuestro pasado, no podemos vernos en el presente sin prejuicio. La historia, aunque puede decir lo que hemos sido, evita que conozcamos lo que somos. Solamente dejando el pasado en el pasado, sin ilusionarnos en el futuro y centrándonos en el presente, podemos conocer el presente sin distorsión.

La propuesta de Nietzsche tiene un problema: abandona al hombre en el mundo sin un propósito. Y es nuestro propósito lo que más desesperadamente buscamos al intentar conocernos. El historicismo dice que el propósito el progreso humano y el ahistoricismo dice que no busquemos ver en el progreso histórico una respuesta al individuo. Ambos poseen una verdad incompleta y complementaria. El propósito sí es el progreso humano, pero el progreso humano no es el progreso económico, sino del bienestar. Atendiendo el bienestar de la persona aumenta el bienestar humano, avanzando así en el camino al fin último: la convivencia perfecta y universal.


-R!

Perder el tiempo


CC Jorge Pinto, Bunsen Studios

-RAWRS!!!
 

La Gota Derramada

Ensayo Informativo.

¿Qué es la censura? "Dictamen y juicio que se hace o da acerca de una obra o escrito. || Nota, corrección o reprobación de algo. || Intervención que ejerce el censor gubernativo." (RAE 2001).

La censura es una forma de control. Puede afectar en muchas áreas: control sobre las ideas, la comunicación de ellas, los actos, las emociones, etc.

¿Qué es una academia? "Sociedad científica, literaria o artística establecida con autoridad pública. || Junta o certamen a que concurren algunos aficionados a las letras, artes o ciencias." (RAE 2001).

Academia es la institución por excelencia donde los letrados, artistas y científicos van a hacer lo que nominalmente les corresponde: letras, artes y ciencia. Es el lugar donde se aprende, se enseña, se descubre y se inventa. Es una empresa que busca el desarrollo, formación y realización integrales del hombre y la mujer para aportar a la sociedad verdades y soluciones útiles y trascendentes.

Sin este desarrollo, formación y realización no hay aportaciones positivas a la sociedad. La mayoría de los sistemas escolares en todo el mundo han intentado inducir artificialmente este proceso, tal como lo afirma sir Ken Robinson. Durante la segunda revolución industrial el sistema satisfacía la primer necesidad de la sociedad, el desarrollo económico, al inducir habilidades industriales en las personas. Actualmente la sociedad no tiene hambre de personas con habilidades industriales, sino de personas con habilidades humanas. Es decir, personas capaces de crear, analizar, criticar, opinar, razonar, colaborar, innovar, entre muchas otras. Y esas habilidades no se pueden inducir artificialmente, sino que afloran y se nutren cuando se presentan las condiciones propicias. Las escuelas no pueden desarrollar, formar y realizar al hombre en su humanidad, sino que éste debe hacerlo por sí mismo. A la institución académica le corresponde solamente ofrecer las condiciones, el ambiente y los recursos para que el hombre y la mujer, por sus propias motivaciones y su propio entusiasmo, trabajen en su formación integral. Y bien lo sabe ella al autoproclamarse "facilitadora del aprendizaje".

Es aquí cuando nos acercamos al terreno caliente. Queda establecido que la formación humana depende de la persona, no de la institución, y que ésta meramente acondiciona el espacio para que el proceso de formación se ejecute. Es un acto libre de cada individuo, mas no por eso independiente del medio. El desarrollo natural de la persona sólo es posible en una completa libertad, ajena a cualquier control, límite o presión. Todo lo anterior ha sido para intentar establecer un punto que debiera parecer obvio por definición: una academia debe ser un espacio libre. Todas las habilidades humanas que discutimos, crear, razonar, innovar, son sesgadas en una libertad parcial. Y caemos en una represión (porque las libertades parciales no existen) cuando eliminamos la confianza y la sustituimos por control. Reprimimos cuando en lugar de confiar en los hábitos y técnicas de estudio de otros les forzamos los que creemos más adecuados. Reprimimos si en vez de atender a cada una de las habilidades del ser humano damos prioridad a las tradicionalmente más prestigiosas y discriminamos las más sensibles. Ejercemos un control y creamos una muralla cuando decidimos con fe ciega en nuestra razón a qué información puede acceder la población. Limitamos la creatividad, que quizá sea la herramienta más poderosa en la vida real personal, social o profesional, cuando dictamos cómo pueden y deben ser las expresiones artísticas, culturales y científicas que sucedan dentro de una institución, sólo porque creemos que alguien debe acotar dichas expresiones para asegurar el buen funcionamiento de ésta.

Una academia no es un lugar para que se inculquen valores escogidos, conocimientos específicos y visiones concretas. Eso podrá ser cierto de la escuela primaria y secundaria. La academia es el sitio para que toda persona con ansias de aprender, de desarrollarse, de realizarse, lo haga. Es una comunidad donde los amantes de las letras, las artes y las ciencias se encuentren y colaboren. No es una fábrica de profesionistas, ni un monumento regional, ni un cafecito social. Debe ser una institución dedicada a promover la investigación, el desarrollo y la implementación con el fin de enriquecer a la comunidad que le da vida, y larga vida tendrá.

He dicho.

Atentamente.
Arturo Romero [021073] - IM


Sir Ken Robinson, Cambiando los Paradigmas de la Educación (RSA Animate).


 Esto es lo que sucede si intentas acceder a Grupo Imagen, una empresa de radiocomunicación nacional, desde la conexión a Internet de CETYS Universidad, Campus Mexicali. Irónicamente, en el marco de las celebraciones del 45 aniversario de esta institución académica, una edición de Imagen Informativa con Pedro Ferriz de Con fue transmitida desde este mismo campus. Hay muchos otros sitios a los que no se puede acceder. Desconozco el algoritmo (humano o programado) que utilicen para bloquear estos sitios, pero la existencia misma del bloqueo socava la libertad de expresión, acción y libre pensamiento. Curiosamente uno esperaría que aquí, más que en ningún lado, se protegieran estas libertades.

Contrición

No me mueve, mi Dios, para quererte
el Cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor.
Muéveme el verte clavado
en esa cruz y escarnecido.
Muéveme el ver tu cuerpo tan herido.
Muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor de tal manera
que aunque no hubiera Cielo yo te amara
y aunque no hubiera infierno te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera.
Porque aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.


Anónimo.


-RAWRS!!!

♥ :)


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